quarta-feira, outubro 02, 2013

O estranho animal humano

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O estranho animal humano

Héctor R. Jara Paz
Adital

Muda, tudo muda, parecerá ser o único paradigma sobrevivente do ‘conhece-te a ti mesmo’. A filosofia ficou nos textos de história; os sonhos encontram-se extraviados... Algo, que já não está sendo produzido, falha na fisiologia humana.

O pensamento socrático deixou de evoluir; a mudança permanente foi trasladada a postais; cremos que somos o que não somos e as consequências são as derivadas do animal mais depredador que já habitou o planeta até agora.
Curiosamente, se questionamos o sentido de nossa existência, a preservação da espécie ficou para trás; as prioridades se associam mais ao consumo e suas derivações. Parecera que por uma estranha manipulação, o conhecimento da origem do universo não nos atinge e nem muda nossa percepção das verdades emanadas das religiões existentes. É mais cômoda uma mentira segura do que aceitar novos conhecimentos que relativizam as verdades que já não são válidas.
Toda mudança é consumo; o individualismo e o consumismo garantem o sistema baseado no "ter”. Dessa maneira, se mantém o estado de relações entre produtores e consumidores. Dificilmente quem goza dos benefícios do poder global querem alterar essa ordem das coisas e relações, e todos os seus esforços e poderes orientam-se para encantar-nos dia a dia no consumo de um novo produto. Grande parte da atual investigação científica é enfocada com esse fim.
Isso não escapa à direção política, que como toda a espécie, goza de profundas debilidades que incandiam como sereias o advento ou a manutenção do poder. Por isso, a existência dos marcos regulatórios, o laissez faire ou deixar fazer, destrói os cimentos culturais que permitem a evolução do sistema democrático, sua razão de ser, a justiça e a equidade em uma sociedade que se organiza e complementa para esses fins, que dão dignidade ao ser humano.
Existe uma teoria genética que sustenta que, inevitavelmente, somos partes de comunidades genéticas em constante guerra territorial; e também que distintos ramos genéticos se derivaram em comunidades mais dominantes, zelosas de sua sobrevivência; criam condições para assegurar o futuro dominante dos seus, dos próprios. Assim, veem objetivos sociais ao poder, segregando melhores condições de vida para suas comunidades genéticas em detrimento das mais débeis ou despossuídas.
Qualquer antropólogo associaria o que mencionamos a comunidades não evoluídas, próprias do homem primitivo; no entanto, nos custa apreciar que isso que associamos a uma "evolução humana”, a princípios e valores de entendimento, de amor e de solidariedade, de dignidade e aperfeiçoamento humano, não são encontradas nessas comunidades de poder.
Então, como poderíamos entender que os bons elementos, as boas comunidades não correspondam às atuais comunidades dominantes no mundo?
Creo que para responder esta interrogante se hace necesario liberarnos de esquemas y fronteras políticas y administrativas, ellas corresponden a la creación intelectual del ser humano y a la imposición del más fuerte. Hablamos entonces de comunidades transversales en el planeta, que como virus son portadoras del fanatismo, el egoísmo y la intolerancia y que, en diferentes etapas de la humanidad han sido capaces de infectar, neutralizar o desactivar el positivismo y sentido ético de humanidad. Pareciera que la caricaturización del bondadoso, del filántropo, del hombre generoso, ha sido concebida para quitarle valor o, solo para asociarlo a virtudes celestiales, ajenas a la realidad terrestre. De ahí la eterna esperanza de que un salvador, un nuevo Mesías llegará a solucionar nuestros problemas o nos asegurará una revancha fuera de esta vida.
Es más fácil esperar que llegue la solución a tener que ser parte de ella. Asimismo es más fácil criticar la política que ser parte del "hacer política”.
La especie humana ha dejado de tener confianza en su propia perfección, como el "sentir” descubierto en mataderos que experimentan aquellos animales que en mangas de corral esperan el inevitable final de su existencia.
Construimos un mundo que dejó de moverse al ritmo de los cambios del planeta y de sus múltiples efectos en la naturaleza y es esta misma naturaleza quien se encarga de señalarnos nuestro lugar, de anticiparnos un fin que nada tiene que ver con el fin del planeta, como quisiéramos arrogantemente saber. Hoy, la amenaza que creamos "a cuenta del desarrollo”, se cierne solamente sobre unas cuantas especies que son parte de nuestro mismo ecosistema, de la misma cadena trófica que nos permite subsistir. Afortunadamente ninguna teoría vigente y de rigor científico cuestiona ya la responsabilidad humana en el cambio climático, el calentamiento global nos está obligando a cambiar, como cualesquier especie que debe adoptar cambios en su tipo de vida, migrar o modificar su apariencia por sobrevivir.
El sentido común invitaría a una medida urgente y necesaria, cambiar la energía derivada de hidrocarburos para el motor del desarrollo de la actual civilización, sin embargo, va a costar tiempo para que los dueños del petróleo dejen ese negocio por otro, que probablemente no sea tan lucrativo, o se requieran grandes inversiones que están seguros ellos no pagarán, sino, los Gobiernos más afectados por las consecuencias de la crisis.
¿Corresponden estos a las comunidades genéticas más aptas para sobrevivir?
En la historia, sin lugar a dudas han sido los más privilegiados y asociados desde la cuna al poder. La fuente de su riqueza y seguridad, basada en la explotación indiscriminada de recursos naturales no producía efectos negativos aparentes, solo se explotaba al trabajador y, debían pasar varias generaciones para percibirse los efectos no deseados de un desequilibrio provocado en la naturaleza. Hoy sin embargo, los cambios en aquellos factores o variables afectadas por la acción antrópica, producen consecuencias dentro de una misma generación. Se trata de la respuesta del planeta por aquellos espacios de vida, que requieren de nuevos equilibrios.
¿Cómo reaccionar?
Los cambios vendrán necesariamente de aquellas comunidades genéticas positivas, evolucionadas, que al igual como resurgió la vida en las cercanías de Chernóbil, deberán reaparecer, con nuevas ideas, nuevos sueños, ingredientes necesarios para el emprendimiento de esta nueva era. Es parte de un ciclo natural después de una crisis estructural, aparecerán nuevas generaciones que empezarán nuevamente a construir en positivo.
Que diferente es mirar la política desde esta perspectiva, porque resulta un escenario donde se puede apreciar el juego de todas las virtudes y debilidades de la especie humana, hasta podemos apreciar nuestro lugar, muchas veces al margen u observando pasivamente el mal y el error. Pero es en este mismo escenario donde adquieren conciencia aquellas voluntades intrépidas de inteligencias esclarecidas, necesarias para señalar un camino, no en el cielo, sino acá en la tierra, entre nosotros, es la fe y la esperanza en el hombre como especie, donde reaparece la oportunidad de ser mejores con sentido de humanidad.
Solo así, desde esta perspectiva podremos identificar la virtud de la ambición desmedida, del egoísta o del fanático, de la intolerancia o de la simple ignorancia, consustancial a las expectativas del oportunista o del dios mercado. De ahí la importancia de una Educación Pública de calidad y al acceso de todos, es la base ineludible de la pronta adaptación al cambio de era, es la personalidad positiva detrás del bien común, es la esperanza de nuevos liderazgos políticos que tendrán que conocer el equilibrio entre la naturaleza y el desarrollo de la nueva humanidad.
Septiembre de 2013.

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